Partamos del Galactus original, aquel que salió por primera vez en un cómic de marzo de 1966, y tenía un aspecto, cuanto menos, antropomórfico (con forma humana, para los de la LOGSE). En la página oficial de Marvel indagando un poco podemos encontrar su
ficha de personaje. Anotemos sus datos para futuros cálculos: 28'9" de altura (unos 8,8 metros) y 18,2 toneladas de masa. Simplemente aceptemos que este bicho es posible, dejando de lado lo visto la semana pasada sobre
criaturas gigantescas. Su pintoresco y malvado aspecto lo tenéis en el primer párrafo.
Pasemos a la versión cinematográfica de Galactus: una especie de humo. En un pequeño paréntesis que me apetece hacer, sólo quiero decir que los productores se reservaron mostrar al Galactus original para la película que están preparando para el 2009 en el que Silver Surfer será el protagonista. Pero volviendo a la física de la película, analicemos esta imagen en movimiento, en la que el devorador de mundos a.k.a. Galactus se acerca a Saturno:

Se aprecian los cuernos del casco del bicho, pero ¿no notáis demasiadas cosas raras? Para empezar, nada que tenga 8,8 metros de largo puede proyectar esa sombra sobre un planeta del tamaño de Saturno, que tiene un radio medio de 1,4267254·1012 metros. Hacer cálculos sería una tontería: ni sobre la Luna podríamos percibir algo así, que en comparación con Saturno sería un minúsculo punto blanco. Por otro lado, la masa del planeta del dios Cronos es de 5,688·1026 kg, algo que a simple vista sería capaz de atraer las escasas 18 toneladas de Galactus, en vez de afectar a los anillos de Saturno, como podemos ver en la imagen anterior. Bueno, vale, aceptemos para la película le dieron a Galactus una masa y una longitud distintas a la original. ¿La órbita del planeta no debería verse alterada por ese grandísimo engendro, y no sólo los anillos por los que pasa?
Pero ahí no acaba la cosa con nuestro amigo Galactus. Observemos el planeta. Mirando la imagen de frente, vemos que a la derecha está Saturno está en sombra, lo que indica que el Sol está iluminando el lado opuesto a esa sombra. Entonces, ¿cómo es que Galactus proyecta su sombra así, como si la fuente de luz estuviese a la derecha del espectador y no a la izquierda de éste? Una vez más, las leyes de la física han sido fumadas. Demos otra calada a nuestro Galactus y vayamos a otra escena, concretamente a la que el devorador de mundos está ya cerniéndose sobre nuestra desprotegida Tierra. Analicemos esta imagen:

Humo, gas, polvo... Llamadlo como queráis, pero comparando esa cosa con el tamaño de la Tierra vemos que para pesar 18 toneladas debe tener una densidad mínima. Y no, el gas no se escapa, se concentra en torno a un cuerpo de 18 toneladas. ¿No se necesita una gravedad propia para poder tener atmósfera? La de la luna es de 1,62 m/s², y eso que su masa es de 7,349 × 1022 kg... Algo no encaja. Y para terminar, nos queda otra fotografía de Galactus, casi podríamos llamarlo un retrato:

Exacto, fuego. Espera... ¿fuego? Que yo sepa, para que el fuego persista necesitamos un combustible y un comburente (oxígeno). Sólo el propio Galactus o el extraño y denso-no-denso gas podrían ser el combustible, pero volvemos a que necesitamos una gravedad considerable para poder tener atmósfera propia y, por tanto, oxígeno en ella. ¿A alguien más no le salen las cuentas o soy yo el único que se ha fumado un porro galáctico?
Tendrían que cambiar las advertencias del tabaco: "Fumar provoca que succionen tu planeta".