FCF #1: La imposibilidad de ser gigante

Como ya os dije hace unos días, tengo que hacer una entrada por semana sobre la asignatura Física en la Ciencia Ficción, y ya va tocando empezar. En clase hemos visto ya dos películas: "El alimento de los dioses" (1976), basada en la novela de H. G. Wells "The Food of the Gods and How It Cames to Earth" y que trata sobre criaturas gigantescas; y "El increíble hombre menguante" (1957), adaptación de la novela homónima "The Incredible Shrinking Man", de Richard Matheson, cuyo argumento es innecesario explicar gracias a su título. Por tanto, esta primera entrada de Análisis FCF tratará sobre la imposibilidad de la existencia de criaturas gigantescas.

Todos hemos visto películas de ciencia ficción en la que seres gigantescos asolan ciudades y siembran el pánico a su alrededor. Este tipo de argumentos no nació hace cuatro días, precisamente. La película original de King Kong, de 1933, se considera la primera cinta de monstruos de la historia, dando lugar a multitud de secuelas y adaptaciones a lo largo de la historia de la cinematografía. Pero no sólo enormes gorilas asolaron Nueva York: cientos de seres (la gran mayoría a causa de radiación recibida) han aportado su granito de arena a este género de ciencia ficción.

Pero, ¿hasta qué punto es esto posible? Si aceptamos las teorías de que los experimentos nucleares puedan crear criaturas gigantes, ¿estos podrían hacer lo que vemos en el cine? ¿Podrían moverse con total libertad por la superficie de la Tierra? O, más concretamente, ¿podrían existir? Vamos a pasar a calcular estas respuestas, tal vez te lleves una sorpresa y no vuelvas a ver a King Kong con los mismos ojos que antes.

Para ello, primero debemos empezar explicando qué es la Ley de la Escala y qué es la Fuerza Relativa. Supongamos que un gorila normal mide 2 metros y pesa 200 kilos, y que King Kong mide 20 metros. Para calcular su nueva masa (porque no son 2 toneladas), se aplica la Ley de la Escala, que responde a esta fórmula:

Donde h y m son la altura y la masa inicial, y donde h' y m' son la altura y la masa del ser gigante, respectivamente. De esta manera llegamos a que la nueva masa del gorila gigante es de 200 toneladas, una auténtica barbaridad. Dejando de lado las licencias cinematográficas que impiden que un bicho así no rompa literalmente el suelo que pisa y caiga al alcantarillado, al metro o a los diferentes niveles de subsuelo de una ciudad, esto es imposible debido a la Fuerza Relativa de un ser vivo, que es el peso que es capaz de soportar dividido por el peso del propio animal. Cada animal tiene su propia Fuerza Relativa dependiendo de su anatomía particular.

Supongamos que la de un gorila normal es de 2, es decir, que puede soportar el doble de su propio peso (a sí mismo y a otro gorila con la misma masa que él). Con esto, llegamos al dato de que un gorila normal es capaz de soportar 400 kilos. ¿King Kong será capaz de levantar 400 toneladas? Averiguémoslo.

La Fuerza Relativa es directamente proporcional a la inversa de la altura, respondiendo a esto:

Por lo que cuanto más tamaño tenga el bicho, menor Fuerza Relativa tiene y, por tanto, menos peso podrá cargar sobre sus huesos, suponiendo que la radiación que le ha hecho gigante no haya reforzado sus huesos de titanio, sino que sean huesos normales gigantes. Si un gorila tiene una Fuerza Relativa de 0.99 ya no podría moverse libremente, su estructura ósea no podrá aguantar toda la masa del animal y colapsaría. Con unos simples cálculos gracias a la Ley de la Escala, vemos que un gorila de 4 metros pesaría 1600 kilos, tendría una Fuerza Relativa de 1 y sólo podría aguantar su propio peso. En cuanto le aumentemos un poco más de tamaño, el traumatólogo de gorilas tendrá mucho trabajo por delante. Si no puede pasar de 4 metros, difícilmente podrá llegar a los 20 de King Kong.

Estamos hablando de la imposibilidad de un gorila de 4,01 metros. Si nos meteríamos a calcular la Fuerza Relativa y la masa de un Godzilla de 100 metros, como lo caracterizan en las películas, nos saldrían datos tan absurdos que no merece la pena ni calcularlos. Por no hablar de la ingente cantidad de presión atmosférica que sufriría una criatura así, ya que todos los seres sobre tierra aguantamos una presión aproximada de 7,5 kilonewton por centímetro cuadrado, y al ser tan grande no podría moverse (no hay más que observar lo lento que andan los elefantes y lo rápido que se mueven las lagartijas).

Y para finalizar con este primer análisis de FCF, en el que desbaratamos por completo uno de los géneros cinematográficos más rentables, os dejo con la secuencia más famosa de la película King Kong de 1933, todo un clásico.