Otra de las condiciones imprescindibles para aprobar la asignatura Física en la Ciencia Ficción, además de escribir aquí los artículos que podéis ver en la categoría, es realizar un relato corto de ciencia ficción y entregarlo antes de las vacaciones de Navidad. Lo terminé la semana pasada y tenía idea de colgarlo aquí, por si a alguien le apetece leerlo. Está claro que no soy ni seré escritor profesional, pero creo que el resultado final no ha quedado tan mal como podía caber esperar. Ya que son cinco páginas de relato (letra Arial a 10pt), lo voy a cortar en varios fragmentos que iré colgando poco a poco para que no se haga muy pesada la lectura.
Amenaza Inminente. Parte I
Brian llegó un miércoles a Nueva Baranda con la misma ilusión con la que recibió su regalo de cumpleaños al alcanzar la mayoría de edad, hacía ya diez años. Era la hipermotora ZX-300, el modelo que siempre había deseado. Desde que era niño había soñado en convertirse en piloto de bólidos sónicos, y su ZX-300, era el primer paso para ello. Aunque ya tenía más de una década de antigüedad, Brian siempre la tenía a punto, reponiendo las piezas viejas por otras nuevas y de mayor calidad. El taller era la mitad de su vida; las carreras en las que competía eran la otra.
A Brian siempre le había fascinado la ciudad flotante de Nueva Baranda, de unos 20 millones de habitantes, y eso que viajaba bastante a menudo desde su ciudad: ahora sólo estaba a poco más de un millar de kilómetros de su casa, unas dos horas de viaje, cerca de lo que sus abuelos acostumbraban a llamar “las ruinas de Manhattan”, que ya llevaban varias décadas hundidas bajo las aguas del Atlántico. La paulatina subida del nivel del mar, y la superpoblación del planeta habían provocado que ciudades como Nueva Baranda surgieran de la nada para abastecer la necesidad de sobrevivir.
Para cuando Brian hubo llegado a su hotel ya estaba empezando a anochecer. Guardó su hipermotora en el garaje del edificio, se dio un baño en la habitación, se vistió y salió del hotel dirección Flatron, la zona de la ciudad en la que pasar la mejor o la peor noche de tu vida sólo depende de una simple decisión. Brian ya se conocía todos los trucos para todo fuese bien, así que esquivó los lugares más conflictivos e intentó no llamar demasiado la atención. Finalmente entró en el Ragno, su local preferido de la zona.
– ¡Mira quién vuelve por aquí, el señor Greed! – Le dijo el barman mientras Brian tomaba asiento junto a la barra –. ¿Lo de siempre?
– No Steve, esta vez tomaré algo legal, que mañana compito en la carrera y debo estar sereno. ¿Está April en la ciudad? – Preguntó mientras le servían un refresco –. Hace meses que no la veo.
– No Steve, esta vez tomaré algo legal, que mañana compito en la carrera y debo estar sereno. ¿Está April en la ciudad? – Preguntó mientras le servían un refresco –. Hace meses que no la veo.
April era su amiga de la infancia, casi como la hermana que nunca tuvo. Se pasaban los días juntos, jugando y bromeando, y también tuvieron algún que otro escarceo amorosos siendo adolescentes. Pero al cumplir la mayoría de edad, April se fue a estudiar a la universidad de Nueva Baranda, algo que poco a poco les fue separando hasta perder el contacto casi totalmente.
– Creo que sí, al menos eso me dijo Frank, pero ya sabes que cuando va bebido puede ver hasta ninfas de los bosques.
Brian se desanimó cuando oyó decir eso a Steve, el barman. Realmente quería ver a April, desde que era un crío sentía algo por ella y no se la podía sacar de la cabeza con ninguna de las mujeres con las que había estado, ya fuese una relación seria o una aventura de una noche. Nadie le había llenado tanto como April, y aún añoraba poder rodearla con sus brazos y besarla como hacía quince años atrás.
– Bueno, otra vez será. – Apuró de un trago lo que le quedaba de refresco, dejó el dinero sobre la barra y se dispuso a marchar del Ragno –. Cuídate, Steve.
– ¡Igualmente, y suerte en la carrera! Intentaré ir a verte, aunque no te prometo nada.
– ¡Igualmente, y suerte en la carrera! Intentaré ir a verte, aunque no te prometo nada.
Pero Brian ya no le oía, se había recluido en sus pensamientos, acordándose a cada paso que daba de April y de todo lo relacionado con ella mientras salía del local, cabizbajo. Cuando regresó al hotel no tenía ganas de más que de dormir.
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5 monerías:
No vale!! Yo ya lo lei entero!! xDD
Bueno, qué se le va a hacer, no puedes tener todo en esta vida :P
Waterworld??
Nooooooooooooooooooooooooooo!!! :_(
Necesito que un estudiante de FCF me diga si lo siguiente es posible:
Cuando un meteorito se acerca a la Tierra, ¿es posible verlo las 24h del día? Es que pasa mucho en las películas... Y yo, que soy de letras me digo: pero si la Tierra gira sobre sí misma en 24h (y por ello el día y la noche), la parte de la Tierra que ve el meteorito a las 12 a.m., no podrá verlo a als 12 p.m., no¿?
Ya sé que tiene mucho que ver por dónde venga el meteorito y la distancia a la que esté peeeero... lo pensé y necesito que me lo resuelvan.
Claro, eso es como con el Sol, siempre está ahí pero no lo ves las 24 horas del día. Pero un meteorito acercándose a la Tierra y que se vea siempre... como que da más "miedo" y dramatismo a la película :-P
Un saludo!
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