Mis escenas mágicas de cine

Hay escenas que no se te van de la mente por mucho que lo intentes. Ves algo, te causa algún tipo de sensación y ahí se quedará esa imagen para siempre. Las hay sobre cosas buenas y las hay sobre cosas malas. De la que os voy a hablar en concreto es buena, y se trata de una escena de una película que vi hace tiempo y que aún pienso en toda la emotividad que hay contenida en ella. Se trata de A.I. Artifficial Intelligence, un drama de ciencia-ficción dirigido por Steven Spielberg en el 2001.

La película en sí no es que sea gran cosa. Versa sobre un futuro en el que los avances científicos permiten que haya robots conviviendo con los humanos, pero aún no han sido capaces de programar en ellos satisfactoriamente la emoción y los sentimientos. Hasta que llega David, un niño robot adoptado por una familia cuyo hijo está en coma. El reparto está encabezado por Haley Joel Osment y Jude Law. La vi hace varios años, pero lo que recuerdo es que no me gustó demasiado: era muy lenta, el niño robot era muy pesado y si se hubiesen ahorrado la última media hora el film ganaría muchos puntos.

La escena de la que hablo, que ya me estoy yendo por las ramas, a una media hora del final (sí, cuando debería haber terminado). En ella vemos a David (Osment) tirándose al vacío, y a Gigolo Joe (Law) mirando desde una pequeña nave enfrente:

Cabe destacar que ambos personajes son robots. Y Spielberg tuvo una muy buena idea al hacer esa escena, ya que parece que David cayendo, reflejado en el cristal de la nave, es la lágrima que Joe jamás podrá llorar por no ser humano. Realmente es un efecto que me impresionó, que muchas veces rememoro en mi cabeza, pese a que el resto de la película apenas perdura en la memoria.