Como dije en su día, la saga Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, me atrapó. La primera novela, Juego de Tronos, me abrió las puertas de un mundo medieval ficticio en el que los hombres luchan por obtener el poder, conservar el honor y saciar la venganza. Su continuación, Choque de Reyes (A Clash of Kings, 1998), deja atrás los revuelos políticos de la primera parte y da vía libre a la más pura bélica medieval, donde una espada es lo único que decide entre la vida y la muerte de un hombre.
Un cometa rojo surca el cielo de Poniente. Una nueva oscura religión aflora en una ciudad del reino, despertando temor y devoción por igual. Cinco reyes se alzan en armas reclamando su derecho legítimo al trono. Tras esta cortina se presenta el argumento de la novela, en la que las campañas militares toman el protagonismo. Mientras en Poniente los cinco bandos pelean entre sí, ganando o perdiendo ciudades y hombres, Más Allá del Muro empieza a crecer una amenaza que hará que la Guardia de la Noche se alce en armas para defender una tierra en guerra, a la vez que la exhiliada Daenerys Targaryen persiste en su intento de encontrar el modo de recuperar el trono que por derecho le pertenece. Todo ello marcado por el viaje del cometa, que dependiendo de quién lo mire, ve en él señales de esperanza o de desasosiego.
Una vez dibujado el panorama que vimos en Juego de Tronos, el autor se embarca con esta novela en lo que ya es el desarrollo de la trama de toda la saga. Ejércitos luchando, intereses enfrentados y planes de conquista cubren totalmente la trama de Choque de Reyes, narrado nuevamente desde la perspectiva de diferentes protagonistas de todos los bandos, en el que nadie tiene por qué ser totalmente bueno o malo, si no que son movidos por sus distintos fines. Nuevos protagonistas aparecen en escena, para remplazar a los caídos en la anterior entrega de la saga, ya que en Canción de hielo y fuego, ser protagonista no tiene por qué librarte de la muerte.
Las tramas medievales siempre me han cautivado. Los argumentos de mundos ficticios y seres de fantasía siempre han despertado mi interés. Juntar eso en una novela llama mi atención. Escribirlo bien, me atrapa. Cuando se hace una saga de 9.000 páginas magistralmente narrada de una manera muy original, me postro a los pies del autor. Y aunque no tenía intención de leerme seguidos los cuatro tomos publicados hasta la fecha, lo cierto es que estoy bastante cerca de cumplirlo: ya estoy terminándome las 1200 páginas de la tercera parte, Tormenta de Espadas. A este paso, pronto aterrizará por el Mono.
2 monerías:
Es curioso que hasta hace poco que encontré estos libros de casualidad en una tienda no había escuchado hablar de ellos, y hoy he dado con dos sitios distintos en los que se hablaba de esta saga. Los leeré pronto seguro con tan buenas críticas como estoy leyendo :-)
A mí me pasó algo parecido. Me lo recomendó por primera vez un lector del blog en la entrada de El nombre del viento (viva Bloguzz! xD), y desde entonces no paro de oír hablar de la saga.
Por supuesto, te animo a que sigas con la idea de leerlos pronto, no te arrepentirás ^^
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